Estos últimos días me encuentro intelectualmente más agotado que de costumbre, y estoy seguro de haber encontrado la razón: me harta la incapacidad evidente de Kirchner para aprender de sus muchos errores y extraer conclusiones útiles de esos desatinos monumentales. Creo que una de las características más sorprendentes de Kirchner es la tenacidad irracional con la que persiste en sus errores: es ese ejercicio de voluntad tan impresionantemente destructivo lo que en el fondo más me fascina de él, y al mismo tiempo lo que más me agota, y creo que en otra circunstancia llegaría a admirarlo, de no ser porque sus proezas autodestructivas nunca amenazan con destruirlo sólo a sí mismo.
porque la vida es como te la hacen
martes, 18 de agosto de 2009
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